Quince estados y la capital, Brasilia, se mantienen bajo alerta por temperaturas extremas. Como consecuencia de El Niño, el país sufrió en los últimos meses una sequía histórica que vació ríos en la Amazonía.
La ola de calor que agobia desde hace varios días a buena parte de Brasil continuó el martes con temperaturas sofocantes en ciudades como Río de Janeiro, donde la sensación térmica alcanzó un récord de 58,5 grados, informaron las autoridades.
Quince estados del sureste, centro-oeste y parte del norte del país, además de la capital, Brasilia, se mantuvieron bajo alerta del Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) por el calor extremo.
El sistema Alerta Rio dio cuenta de la “mayor sensación térmica desde el inicio de los registros” en 2014, superando las mediciones máximas de febrero pasado, en torno de los 58 grados, según consignó la agencia AFP.
La temperatura trepó, en tanto, hasta los 39 grados en Río de Janeiro y 37,3 en Brasilia, donde este martes se registró la mayor temperatura del año y un máximo para noviembre desde el inicio de las mediciones, en 1962, informó Inmet.
El calor extremo también azotó a los paulistas, donde los termómetros subieron en promedio hasta 37,3, con una baja humedad en el aire, de 21%, de acuerdo con el Centro de Gestión de Emergencias Climáticas (CGE) municipal.
La mayor metrópoli de América Latina tuvo el pasado lunes el segundo día más caliente de su historia, al registrar 37,7 grados, apenas por debajo de los 37,8 registrados en octubre de 2014.
Las altas temperaturas, que están alrededor de 5 grados por encima de las normales estacionales, castigan a los brasileños especialmente desde el fin de semana pasado y se mantendrán al menos hasta el viernes, estimó Inmet.
La ola de calor también generó un nuevo récord histórico en el consumo de energía eléctrica al superar los 101.400 megawatts, después de registrar el lunes un máximo desde el inicio del monitoreo por parte del Operador Nacional do Sistema Eléctrico.
Como consecuencia del fenómeno denominado El Niño, Brasil ha sufrido en los últimos meses el impacto del clima extremo, con una sequía histórica que ha vaciado ríos en la Amazonía e intensas lluvias acompañadas de ciclones en el sur del país.